
Con la llegada del calor, no solo nosotros sentimos el golpe de las altas temperaturas… ¡tu coche también lo sufre! Sí, así es. El verano puede convertirse en el peor enemigo de algunos componentes del vehículo si no estás atento. Por eso, en este post te vamos a contar qué piezas del coche sufren más durante los meses de calor y cómo puedes prevenir problemas antes de que te dejen tirado en plena carretera.
Así que si tienes pensado salir de vacaciones, hacer alguna escapadita de finde o simplemente usar el coche a diario como siempre, este artículo te interesa, y mucho. Ponte cómodo, que te lo explicamos todo.
¿Por qué el calor afecta tanto a los coches?
Cuando la temperatura exterior supera los 30 °C, las condiciones dentro del coche pueden llegar fácilmente a los 60 °C o más si está al sol. Eso pone a prueba todo el sistema mecánico y eléctrico. Es como si hicieras deporte a pleno sol con un abrigo puesto… suena exagerado, pero es real.
Además, muchos conductores no revisan su vehículo antes de que llegue el calor fuerte, lo que provoca que las averías más comunes del verano terminen siendo caras y molestas. Por eso siempre se recomienda hacer una revisión básica antes del verano, para no llevarse sustos.
Ahora sí, veamos las piezas que más sufren cuando sube el termómetro.
1. La batería
Sí, la batería no solo se ve afectada por el frío. El calor también puede acortar su vida útil. Las altas temperaturas aceleran la evaporación del líquido del interior, lo que genera corrosión y fallos eléctricos. Esto puede traducirse en un coche que no arranca cuando más lo necesitas.
Consejo: revisa el estado de la batería antes del verano, sobre todo si tiene más de 3 años. Si notas que tarda en arrancar, es hora de cambiarla.
2. El sistema de refrigeración
Este sistema es el que mantiene la temperatura del motor bajo control. Cuando el coche funciona a pleno rendimiento con 35 o 40 °C en el exterior, necesita estar en perfectas condiciones. Las altas temperaturas aceleran la evaporación del líquido refrigerante, lo que puede reducir el nivel y, por lo tanto, su capacidad para enfriar el motor. Si hay una fuga o el líquido refrigerante está bajo, puedes enfrentarte a un sobrecalentamiento y dañar el motor seriamente. Se recomienda cambiarlo cada 2 años o cada 40.000 kilómetros, dependiendo del tipo, la calidad del producto y las recomendaciones del fabricante. No olvides, antes de que llegue el calor, revisa el nivel y el estado del refrigerante.
3. El aire acondicionado
Cuando llega el calor, el aire acondicionado pasa de ser un lujo a una necesidad. Y claro, al usarlo más, es cuando empiezan los problemas: que enfría poco, que hace ruidos, que huele raro… todo esto suele deberse a una falta de mantenimiento. Realizar revisiones periódicas del sistema de aire acondicionado, incluyendo la carga de gas y la limpieza de filtros, puede prevenir averías. Evitar el uso excesivo del aire acondicionado, especialmente en trayectos cortos, y ajustar la temperatura gradualmente puede ayudar a reducir la carga de trabajo del sistema.
4. Los neumáticos
Con el asfalto caliente, los neumáticos trabajan con más presión y fricción. Esto puede aumentar el desgaste e incluso provocar reventones, sobre todo si no están bien inflados o si ya están muy gastados. Además, los cambios de temperatura afectan directamente a la presión interna. Es importante comprobar la presión de tus neumáticos al menos una vez al mes y antes de cada viaje largo. No olvides revisar también la rueda de repuesto.
5. Los frenos
Las altas temperaturas pueden causar que los discos de freno se deformen, las pastillas de freno se desgasten más rápido, y el líquido de frenos alcance su punto de ebullición, generando vapor y reduciendo la eficacia del frenado. Este sobrecalentamiento puede llevar a una disminución en la capacidad de frenado, haciendo que el pedal se sienta más duro o esponjoso, y que el coche tarde más en detenerse. Es importante ser consciente de que el calor puede afectar significativamente el rendimiento y la seguridad del sistema de frenos y tomar medidas para mitigar los efectos del calor, como conducir con precaución, mantener el sistema de frenos en buen estado y utilizar líquidos de frenos de alta calidad.
Un coche bien preparado, un verano sin sustos
El calor puede convertir tu coche en una olla si no está en buen estado. Pero con unas revisiones básicas y algo de prevención, puedes disfrutar del verano sin preocuparte por averías inesperadas. No dejes que una batería muerta o un motor recalentado te arruinen las vacaciones.
Y recuerda, prevenir es siempre más barato que reparar.